Vera, 5 de abril de 1938
Sr. Don Julio de Urquijo.
San Sebastián.
Mi admirado maestro.
No sé como apreciar su amable carta. Comprendo su estado de ánimo y casi me arrepiento de mi impertinente petición. Mas dado que ha contestado a ella con tanta bondad no me resta sino expresarle de nuevo mi agradecimiento y ponerme a sus órdenes para cualquier trabajo o investigación que quisiera confiarme y que estuviera en mis manos llevar a cabo.
Cuento pues con la inscripción para mi trabajo. Para la concordancia con las figuras adjunto le envío un croquis del cuadro. No está muy bien hecho pero creo que es suficiente. Mucho me gustaría poder ir a verle a San Sebastián pero por desgracia me encuentro con la salud muy quebrantada y casi no salgo de casa. Tengo a mi padre en Madrid y no sé gran cosa de su suerte. Nuestra casa en la costa ha sido destrozada a lo que parece y con ella muchos de mis papeles, cuadros y lo que es peor el medio que para vivir teníamos: la imprenta. Cada cual en mayor o menor grado tiene sus calamidades que contar, peor ya veo que su familia ha sido de las más castigadas, pues nada se puede equiparar a la muerte de personas queridas.
Esperemos que este cataclismo termine pronto.
Deseándole un mejoramiento tanto en el cuerpo como en el espíritu y certerándole mi afecto quiero despedirme de V. no sin antes enviarle los saludos respetuosos de mi familia. Mi tío Pío se encuentra fuera de aquí: camino de Suiza y Alemania; por eso no contestó a sus telegramas.
S.s.s. amigo y discípulo
Julio Caro Baroja.